Es ésta SERIE OXYMORON, la cúspide de la carrera artística y del estilo representativo que se abre con fuerza después del resultado en un cuadro llamado Luminosa Tiniebla. Este cuadro pintado en la Banglieu Parisina RomainVille, en el granero de un amigo español, carpintero, Frater Rodriguez, el cual no tenía calefacción y en uno de los inviernos más fríos de principios de siglo, pintaba y repintaba óleo sobre el lienzo de lino, produciendo en cada sesión de pintura que las sucesivas capas dieran esa apariencia que posteriormente llamaría quemada. Aún me acuerdo del vaho de aliento saliendo de mi boca en el intenso frio, más la pasión de lo que allí sucedía me impedía detenerme. Este cuadro es un portal por donde vinieron al mundo una serie de cuadros impresionantes, los cuales se reafirman a sí mismos con una forma curva salida del gesto característico del brazo, la mano y la espátula. Hoy en día esos son mis Oxys, la serie Oxy. La figura literaria del oxímoron, utilizada por Borges, y Cortázar, es una frase en la cual se encuentran palabras de significado opuestos. Como el título del cuadro Luminosa tiniebla, reflejan el alma de los seres humanos, su lucha interna entre el animal y el humano, las pulsiones de Freud, el thanatos y el eros, la dicotomía de la religión entre el bien y el mal, y en ese sentido el mundo divido, fragmentado en su unión. El artista al hacerle un homenaje ascendente se decide por el bien, por Dios y por la luz. Salida de la fuerza contradictoria de esta batalla personal, de esta experiencia endotérica, queda la estética, la belleza como testimonio del encuentro dialéctico de fuerzas superiores al ser humano. Sigo produciendo en tres técnicas, escultura, grabado y pintura, oxys de todo tipo y formas que se manifiestan con simple contundencia, o con efímera eternidad, que constituyen el derrotero marcado por el ineludible destino artístico y humano de mi ser, para trascender este encuentro lejano, esta huella perpetua, este signo misterioso develado, encriptado y contrito que dignifica mi alma con la luz de sus colores y transmite el bien para la humanidad.
La inefable fuerza telúrica de esta seie, es un referente inscrito en el sistema de códigos del lenguaje vangüardístico del siglo XX, sin embargo su desarrollo real y material se dá en el siglo XXI. Es un camino directo a las propuestas del Mínimal, viniendo desde la expresión abstracta, partiendo de su fuerza para decantarse, serenarse y convertirse en figuras regulares, simétricas que buscan su perfección en su interior, dialogando con los colores y sus armonías. Los formatos van in crechendo mientras el ruido disminuye, contribuyendo a la atmosfera de sublimación, auto-meditativa digna de una segunda iluminación. En ese mismo instante surge la necesidad de que las formas se tomen el plano y erradiquen el fondo, articulándose entre sí como en un rompecabezas geométrico, que recuerda la saturación de objets trouves en las últimas obras de Tanguy.
Finalmente esta serie que se expresa en tres dimensiones, testimoniando la intuición de otras, hace un recorrido extenso entre lo abismal y lo sublime, paciendo en el letargo de lo significativo con indiferencia de las pretensiones de éxito. Contiene un fuerte sentimiento de indulgencia misericode, que mira con compasión la lucha de lo humano y terreno, participando sola del spleen y el atávico avatar del ruidoso existir. Sin embargo sin indiferencia construye el legado de lo que quise expresar.